Decía
Briatore esta semana que esta Fórmula 1 le parece “un espectáculo deprimente e intolerable” -entre otras muchas cosas-
y no seré yo quien le ponga un punto o una mísera coma a sus declaraciones.
Acabó el soporífero
Gran Premio de Australia y las alarmas se encendieron de inmediato debido –entre
otras cosas- al grotesco sonido de los motores V6T.
Empezando
por Ron Walker, responsable de la AGPC (Australian Grand Prix Corporation) que
habló de un posible incumplimiento de contrato por parte de la FIA y mandaba un
recado en forma de tomahawk a Bernie Ecclestone:
“No es por lo que pagamos, esto tiene que
cambiar"
Y acabando
por el propio Ecclestone, que abrumado por las negativas reacciones obtenidas
por su nuevo “invento”, avisaba de que: “Esto
tiene que cambiar. Quedé horrorizado ante la falta de ruido. No parecían coches
de carreras…”
Y es que
el debut de esta “nueva era” fue un auténtico ejercicio de como espantar a la
clientela. Solo tres adelantamientos en las últimas 20 vueltas, pilotos
ultraconservadores con la única preocupación de controlar combustible para
llegar a meta sin problemas, superioridad abrumadora de Mercedes que acabó por deslucir
el poco espectáculo que se vivió en la pista, ninguna lucha interesante por posición
en la cabeza de carrera y para colmo, el esperpéntico sonido de estos V6T…
Pocos
datos alentadores pues de que esta “nueva” Fórmula 1 pueda volver a capturar
las audiencias perdidas.
La gran y
única preocupación de Bernie estos últimos tiempos ha sido la de confundir en
exceso a los que le reportan sus generosos ingresos. El público veterano quizá
quiera (y pueda) amoldarse rápidamente a estos nuevos cambios, pero los
primerizos, los “novatos”, pueden huir como alma que lleva el diablo confundidos
con las nuevas normas, las nuevas “prioridades” de esta Fórmula 1, los
complejos sistemas electrónicos y en general, con el escaso y preocupante espectáculo
en pista.
Es cierto
que ha sido la primera carrera y que quizás es muy pronto para emitir un juicio
valorativo correcto, pero no es menos cierto que cuando periódicos como el Financial Times hablan de “farsa” la
cosa comienza a ponerse seria. Y es que con la importancia desmesurada que
tiene hoy en día la electrónica y con la restrictiva normativa que impera,
parece complicado que no vuelvan a repetirse carreras como la que se
vivió/padeció en Australia.
Sea como
fuere, las alarmas se han encendido y el (no) espectáculo ofrecido el pasado domingo
no ha gustado a casi nadie. La FIA y Bernie ya están sobre aviso y obligados a actuar,
al menos en el apartado del ruido, o del no ruido. A falta de espectáculo en
pista, el público exige al menos volver a tener que ponerse los tapones cuando
asista a una función tan costosa como es la Fórmula 1.
En Twitter YUKIOSEKImaddog
Asi es querido Julius, tenemos una F1 descafeinada totalmente y que nada tiene que ver con ese grandioso deporte...Espero que las luces de alarmas se enciendan y aunque no cunda el pánico, sirva de algo a este matrecho y golpeado circo. Un beso y un abrazo compañero!!!
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